¿Y si
el amor no fuera solo una energía entre dos personas?, ¿y si abriéramos el alma
y los sentidos a esa energía para descubrir que tenemos capacidades que no
utilizamos?, ¿y si el camino no fuera tan lineal como pensamos? ¿y si nuestra
historia no acabara nunca? ¿y si la verdad universal no tuviera nada que ver
con lo que hemos creído hasta ahora?
Si
Esperanza, cerrando los ojos, pudiera repasar toda su existencia, contemplaría tantas
realidades, que le parecería mentira haberlas vivido. Su niñez feliz en un
pueblo al sur de Europa, en una familia con cierta posición, con un futuro que
le auguraban sencillo y encasillado en los prejuicios de la época. Una vida
previsible, patriarcal y apacible. Pero ella, rebelde por naturaleza, se deja
llevar por su intuición y su corazón, y su futuro cambia en el mismo segundo
que descubre que la verdad no es todo lo que ve, oye o toca. Que la vida tiene
más de una dimensión; que puede amar sin conocer; perseguir un sueño que es más
real que la vida misma y luchar por personas que ni siquiera conoce pero que
cambiarán para siempre su vida. Es una búsqueda interior, por los mayores
temores y mejores deseos. También exterior, por una Europa convulsa y hostil.
Porque todas las decisiones que tome con cada paso que dé, cambiarán
definitivamente su alma, su mente y su corazón, pero sobre todo, la Historia.
Código
Ámbar es una novela de ficción y real al mismo tiempo, tridimensional y
atemporal. En ella se habla de sentimientos, de temores, de la fragilidad del
amor, de bondad, de maldad y de lucha. Es una búsqueda espiritual, un conflicto
constante, una apertura a otra forma de ver al ser humano, por aceptar lo que
somos y reconocer el miedo como parte de nuestro enriquecimiento.
Los
nazis, pero sobre todo, las SS y la Ahnenerbe, están detrás de toda la
historia, porque ellos forman una parte importante de la misma. ¿Qué conocemos
en realidad de ellos?, lo que nos dicen los libros de historia, los retales
conseguidos por los aliados, una porción mínima de un pastel mucho más grande.
La
ahneberbe, con sus 43 secciones, de las cuales apenas nada se sabe. Se habla
mucho de la búsqueda de una fuente de poder, en el Tibet, en objetos sagrados,
etc. Pero ¿y si la fuente de poder no estuviera en los objetos, sino en las
personas?, ¿y si el verdadero poder estuviera en el conocimiento de otras
dimensiones y la posibilidad de viajar entre ellas?, ¿y si algunas personas
tuvieran el don de saber la verdad y ese fuera el auténtico poder?
Elisa Campos
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